Castrar al gato –esterilizar, en el caso de las hembras- es una decisión importante y, en ocasiones, difícil de tomar. Por un lado, tenemos que llevar a cabo una intervención quirúrgica con anestesia general. Por otro, estamos despojando a nuestro amigo de parte de su naturaleza.

También podemos tener expectativas poco realistas sobre el resultado de la intervención. Algunos propietarios piensan que castrar al gato va a solucionar los problemas de conducta que presenta. Pero la operación no cambia su personalidad, aunque afecte a algunos comportamientos.

No obstante, por paradójico que resulte, castrar al gato para que no pueda reproducirse conlleva ventajas para animales y propietarios.

Ventajas de castrar al gato

La primera es que contribuimos a erradicar la sobrepoblación felina. Piensa que una hembra puede tener tres celos al año y cinco o seis crías por parto. Multiplica y te darás cuenta de la magnitud del problema.

Castrar al gato también minimiza las conductas relacionadas con la reproducción. Si tu mascota tiene acceso al exterior, evitarás que se escape y pelee, resulte herida o le atropelle un coche.

También se reducirá el problema del marcaje. ¡Ojo!, este no siempre desaparece del todo. Pero sí se reduce la intensidad del olor de la orina. En el caso de las gatas, generalmente no marcan. Pero maúllan durante todo el día para atraer la atención del macho, así que controlarás este problema.

La operación

Por otro lado, castrar al gato reduce el riesgo de que sufra algunas enfermedades. En los machos, se extirpan los testículos, que producen testosterona. Y se elimina el peligro de padecer cáncer y otras dolencias inducidas por dicha hormona, como la prostatitis.

Algo similar sucede con las hembras. La intervención elimina el riesgo de padecer cáncer, ovarios poliquísticos, cáncer de mama o falsos embarazos. Y en ambos casos evitamos la propagación de enfermedades de transmisión sexual.

También nos quitaremos de encima las peleas que, si causan heridas, pueden contagiar enfermedades a través de las mismas.

La operación es diferente en machos y hembras. En el primer caso, la retirada de los testículos se hace con una pequeña incisión que no requiere dar puntos. La esterilización de la hembra conlleva la retirada de los ovarios y, a veces, del útero por la parte central del abdomen o en un flanco. Y necesita puntos.

Cuidados postoperatorios

Tras la operación, tendrás que mantener a tu mascota en casa un mínimo de tres días, para evitar infecciones. Deberás vigilar la herida para detectar posibles inflamaciones, enrojecimiento, secreciones,… Procura, además, que no se muevan mucho ni peguen saltos. Y que no se lama los puntos.

Otro aspecto que debemos vigilar en la alimentación. Primero, porque una toma adecuada de nutrientes le ayudará a recuperarse de la operación. Segundo, porque castrar al gato favorece que el animal engorde.

Para ayudarle, podemos cambiar a un pienso especial para gastos esterilizados, menos calórico. Y controlar las golosinas, premios, etc. que le damos. También tenemos que procurar que haga ejercicio y esté más activo, animándole a que corra detrás de un juguete, por ejemplo.

La obesidad acarrea problemas y enfermedades a nuestras mascotas. Consulta con tu veterinario, si tu amigo necesita un plan para perder peso.