La combinación entre gato y embarazo genera miedo, ante la posibilidad de contraer la toxoplasmosis. De hecho, esta situación es uno de los principales motivos de abandono que afecta a estas mascotas.

Hoy vamos a intentar despejar algunas dudas sobre el tema. Pero ojo: el principal –y obligatorio- consejo es consultar con nuestro ginecólogo y con el veterinario de nuestra mascota.

La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que toma su nombre del protozoo que la produce: el Toxoplasma Gondii. Este parásito invade los tejidos de algunos animales, como los gatos, y de los seres humanos.

Es muy frecuente y a menudo permanece latente, sin producir síntomas. De hecho, sin nos hicieran un análisis de sangre, muchos tendríamos anticuerpos de haberla superado en algún momento. No obstante, en otras ocasiones provoca síntomas leves y graves. Sobre todo en personas inmunodeprimidas.

Riesgos en el embarazo

Otra situación de riesgo se produce durante el embarazo. Si se contrae la toxoplasmosis en alguna fase del mismo, puede afectar al feto, causando lesiones e incluso abortos.

En el primer trimestre, por ejemplo, el parásito puede pasar al feto mediante una infección placentaria. Y provocar sufrimiento neurológico, convulsiones, hidrocefalia o cuadros hemorrágicos.

También puede provocar quistes en la retina, que se traducirán en patologías oculares durante la vida del pequeño.

Otro problema es que durante el embarazo, los síntomas de la toxoplasmosis –leve hinchazón de los ganglios, dolores musculares, cansancio…- apenas se aprecian o pasan desapercibidos. Y en ocasiones, ni se presentan.

Contagio de la toxoplasmosis

El parásito de la toxoplasmosis, cuya prevalencia en España es alta, está adaptado a su hospedador: el gato. Si nuestro amigo está contaminado, arrojará los huevos del parásito al exterior en sus heces.

Éstas pueden ser comidas por otros animales, como el ganado. O pasar al ser humano, si no se lava bien las manos tras manipularlas. O si come carne cruda, poco cocinada o verduras mal lavadas que contengan quistes del Toxoplasma Gondii.

Esto puede provocar que una embarazada se contamine y trasmita la enfermedad al feto.

Hay que tener en cuenta que para que los excrementos sean contagiosos, deben pasar entre uno y cinco días para que los quistes maduren. Además, debe producirse un contacto oro-fecal.

Precauciones con el gato

Pero, aunque el contagio de la toxoplasmosis no es sencillo, las embarazadas tienen que extremar las medidas de prevención.

La primera es visitar al ginecólogo y realizar un análisis para conocer si han padecido la enfermedad en algún momento. Si es así, estarán inmunizadas y no habrá problema.

Pero si esto no sucede, deberán tomar las siguientes precauciones con su mascota:

  • Realizar un test al gato, para ver si tiene o no la enfermedad.
  • No dejar que el animal salga al exterior, para que no se relaciones con otros gatos, ni cace otros animales.
  • No alimentarlo con carne cruda. Mejor pienso para gatos.
  • No manipular su cajón de arena. Otra persona deberá limpiar la bandeja a diario. Así no da tiempo a que el parásito madure.
  • Si la embaraza tiene que manipular la bandeja o las heces, debe hacerlo con guantes y lavarse muy bien las manos.

Otra precaución importante es lavar muy bien las verduras antes de comerlas y tomar la carne muy hecha. Y, por supuesto, ante cualquier duda, insistimos en que consultes con tu ginecólogo y veterinario.