La llegada de un nuevo miembro conlleva muchos cambios en el hogar que no sólo afectan a la pareja, sino también a sus mascotas. Las nuevas rutinas, olores y ruidos pueden alterar al perro y provocar cambios en su comportamiento. El animal puede sentirse desplazado por el bebé y tratar de llamar la atención de sus dueños con conductas inadecuadas. Por eso, hoy te traemos algunos consejos para preparar al perro para la llegada del bebé.

Antes del nacimiento

El proceso de adaptación comienza en el embarazo. En primer lugar, hay que acostumbrar al perro a recibir menos atención y a que pase más tiempo solo.

Si lo hacemos cuando el bebé esté en casa, asociará la pérdida de atención con el niño y podría tener celos. Para lograrlo, debemos reducir de manera progresiva el tiempo que le dedicamos al juego y al paseo.

Podemos pedir ayuda a un familiar, un amigo o un cuidador profesional para que lo paseen durante unos meses, y aprovechar este período para que ambos se vayan adaptando. De paso, pueden salir por parques y zonas infantiles para que el perro se acostumbre a los niños.

También hay que aplicar ya los límites que vayan a introducirse con el bebé en casa. Si duerme por la noche en vuestra habitación y no va a seguir haciéndolo, o no queréis que entre en el cuarto del bebé, no dejéis que lo haga.

Por otro lado, debes enseñarle las nuevas órdenes que debe cumplir, utilizando refuerzos positivos. Es fundamental que obedezca y permanezca “sentado”, “tumbado” y “quieto”, y que acate “ven aquí” y “suéltalo” para que deje los juguetes y objetos del bebé.

Olores y sonidos

El olor a recién nacido es nuevo para la mascota. Si queremos preparar al perro para la llegada del bebé, estos olores deben empezar a formar parte de su vida.

Para que se familiarice con ellos, podemos dejar que huela alguna prenda del niño; su colonia, cremas, jabones y lociones; y también objetos como el cochecito o el cambiador.

Los nuevos sonidos también pueden alterar al perro, sobre todo si es sensible a los mismos. Para evitar que se asuste cuando el bebé llore o grite, ponle grabaciones de Internet de niños haciendo ruido. Hazlo cada día, durante 5 minutos, y ofrécele después un refuerzo positivo.

Después del parto

Antes de que el bebé llegue a casa, podemos llevar al perro un pañal o una prenda para que lo huela.

El día de las presentaciones, procura que el perro esté lo más relajado posible –que alguien le dé antes un buen paseo-. Y no debemos cambiar la forma habitual de saludar a la mascota cuando entremos en casa.

El perro no debe quedarse a solas con el bebé, ni entrar en el cuarto en el que duerme al menos durante los tres primeros meses. Tampoco debe subirse a la cuna, ni empujarla.

No puede coger sus cosas. El niño explora el mundo a través de la boca, y debemos vigilar los objetos que pueden entrar en contacto con la misma.

Cuando el bebé comience a gatear y a desplazarse, el perro ya estará acostumbrado a su presencia. Es el momento de enseñar al pequeño a convivir con el animal y cómo debe tratarlo.