Estamos bajo un frente frío. Bajan las temperaturas. Llegan las heladas. Y mientras escribo este artículo, la nieve se acumula por encima de los 800 metros. Si vives o piensas viajar con tu mascota a alguna de las zonas afectadas, lee los siguientes consejos. Así podrás llevar el perro a la nieve con seguridad.

En general, a nuestros amigos peludos les encanta este elemento. Al igual que los niños, en cuanto pisan la nieve tienen ganas de corretear y jugar. Pero como hacemos con los pequeños de la casa, debemos extremar las precauciones.

El primer consejo para llevar el perro a la nieve es protegerlo del frío. Una forma sencilla de hacerlo es mantener el pelo de nuestra mascota más largo de lo habitual. No obstante, los cachorros, mayores, enfermos, razas sin pelo o con patas cortas y barriga pegada al suelo necesitarán un abrigo.

¿Tu perro tiene el pelo blanco o claro? Entonces, una prenda llamativa te ayudará a no perderle de vista en la nieve… Además de evitar resfriados y que se agraven problemas como la artrosis. Si no necesita abrigo, ponle un pañuelo rojo al cuello.

Cuidar las almohadillas

Por otra parte, si vas a llevar el perro a la nieve, debes extremar el cuidado de sus almohadillas. Es importante que se las protejas del contacto con el frío. Puedes utilizar unas botas especiales o geles específicos con parafina, que crean una película protectora. Estos se aplican con antelación.

En casa, espera a que se deshaga por sí sola la nieve atrapada en las patas –no tires, porque duele-. Limpia muy bien y cura posibles heridas con un spray reparador.

Al llevar el perro a la nieve, se le puede adherir en las extremidades la sal esparcida o los anticongelantes. La primera es mala para ellos. Pero los segundos son extremadamente peligrosos. Razón de más para limpiar las patas de nuestra mascota en profundidad y evitar que se las chupe.

¡Peligro: anticongelantes!

El caso de los anticongelantes es especialmente preocupante.

Estos productos tienen un olor agradable y sabor dulce, que los hace más atractivos para nuestro amigo. Pero también, compuestos tóxicos que afectan a los riñones y provocan vómitos, dolor abdominal, convulsiones, letargo… De hecho, cada año mueren muchos perros debido al envenenamiento por anticongelantes.

No dejes que tu perro se coma la nieve. Lleva agua para él, para dársela cuando tenga sed. Y evita pasear por aquellas superficies por las que creas que los han esparcido.

Además, si tu mascota come nieve –incluso sin anticongelante-, puede sufrir una hipotermia por el descenso de la temperatura corporal. Si esto sucede, trasládalo inmediatamente al veterinario.

Más consejos para llevar el perro a la nieve

En este sentido, presta también atención a su comida y agua. Si vives en una zona de temperaturas bajas, se pueden congelar. Coloca su cuenco en una zona resguardada de la casa.

En invierno se queman más calorías para generar calor. Aumenta la ración de pienso de tu amigo cuando haga mucho ejercicio.

No olvides llevar el perro a la nieve debidamente identificado. El animal se puede desorientar, porque este elemento le impide olfatear y seguir el rastro bien. Por eso, además del chip, ponle una chapa con tu teléfono móvil para que te localicen si se pierde.

De regreso a la vivienda, sécalo muy bien con una toalla y un secador con aire templado. Y, además de las almohadillas, revisa su piel y hocico para comprobar que no se haya quemado con el reflejo del sol en la nieve.