Enseñar al perro a mear en la calle es uno de los primeros hábitos que debemos inculcarle. Los beneficios para la higiene y salud familiar son obvios. Sobre todo si hay niños en casa.

Además, a nuestro amigo no le gusta dormir en el mismo lugar en el que hace sus necesidades. Si evacúa en la calle, él también estará más cómodo y será más feliz.

No es difícil enseñar al perro a mear en la calle, pero requiere algo de tiempo. Como ocurre con otras destrezas, la mejor forma de adiestrar a nuestra mascota es con cariño, rutinas y recompensas. Los castigos y gritos no sirven.

Es mejor mentalizarse, armarse de paciencia –y una fregona-, retirar las alfombras y cubrir el sofá con una colcha vieja. Si lo hacemos correctamente, será una etapa breve y pasajera.

En este sentido, el ‘Estudio sobre abandono y adopción 2016’ de la Fundación Affinity revela un hecho dramático.

El 15% de las personan que abandonan a sus mascotas alega como motivo el comportamiento de los mismos. Dentro del cual figura la falta de hábitos higiénicos apropiados.

Enseñar a un cachorro

¿A qué edad podemos empezar a enseñar al perro a mear en la calle? Depende. Un cachorro recién nacido estará con su madre un mínimo de 8 semanas. Hacen pis y caca en el nido y su madre ingiere los deshechos.

A partir de los dos meses, sus sentidos estarán más desarrollados. La propia perra les irá dejando de lado, para fomentar su independencia. Entonces podemos empezar a enseñarle dónde tiene que hacer pis y caca.

Cuando son tan pequeños, los cachorritos hacen sus necesidades donde y cuando les apetece. Físicamente no pueden esperar a que les saquen.

Además, en los primeros paseos se topan con muchas distracciones: personas, tráfico, ruidos,… Muchas veces se excitan y/o asustan y no pueden hacer mear y defecar tranquilamente.

No pasa nada. Cuando se habitúan al exterior, por fin hacen pis fuera. Poco a poco, el número de evacuaciones en la calle va aumentando, mientras disminuyen los ‘accidentes’ domésticos.

Debemos tener en cuenta que, como sucede con los niños, cada mascota tiene un ritmo de aprendizaje distinto. Por lo general, no podemos exigirle un control total voluntario hasta que tiene 5 o 6 meses.

Enseñar al perro a mear en la calle tampoco admite comparativas del tipo “el perrito de mi prima lo hacía con tres meses”. Eso sí, ningún cachorrito aprende de la noche a la mañana.

Algunos consejos

Como hemos adelantado, para enseñar al perro a mear en la calle debemos premiar su buena conducta. Justo en el momento en que esté haciendo pipí y caca fuera, podemos darle una golosina para asociar su comportamiento con algo positivo.

Por el mismo motivo, no debemos reñirlo cuando lo haga en casa. Si lo hacemos, y aún no sabe evacuar fuera, no entenderá que debe hacerlo en la calle. Pensará que no puede hacer pipí o caca en vuestra presencia. Y buscará un rincón escondido, donde no le veamos, o se comerá sus excrementos.

Una vez que decidimos enseñar al perro a mear en la calle debemos ser constantes y sacarlo a las mismas horas y de manera constante. Y tenemos que acompañarle al lugar donde queremos que haga sus necesidades.

Como referencia, un perrito puede aguantar sin mear o cagar tantas horas como el número de meses que tiene más una.

Además, tendrá más ganas de eliminar después de dormir, comer y jugar.

A la hora de dormir, en casa, debemos consultar con su veterinario si podemos reducir la cantidad de agua que bebe por la noche y poner papel de periódico alrededor de su cama.

Como sucede con los gatos, hay producto de limpieza que, al olerlos, desencadenan las ganas de nuestra mascota de querer orinar encima. No podemos utilizar lejía ni amoniaco. La alternativa es usar detergentes enzimáticos (tipo ‘oxiaction’).

Por supuesto, en la calle debemos llevar bolsitas para los excrementos. También podemos llevar una botella de plástico con agua y jabón, para rociar el pis de fachadas y esquinas.