Wesley, un cachorro de Golden Retriever, se ha convertido en un fenómeno viral en Internet. ¿El motivo? Las fotos publicadas en Facebook por el Harborfront Hospital for Animals mostrando la ortodoncia a la que fue sometido.

Pero, ¿existen los brackets para perros? ¿Son una moda pasajera? ¿Necesitan realmente los perros ponerse un aparato corrector? Pues en ocasiones específicas, sí. Y siempre por motivos de salud.

Esto es lo que le ocurría a Wesley. El animal no podía comer ni cerrar la boca bien, porque sus dientes estaban creciendo mal. Y por este motivo estaba perdiendo peso, se pasaba el día tumbado y había dejado de jugar.

Su dueña, Molly Moore, veterinaria, se percató del problema. Y fue el padre de ella, veterinario especializado en ortodoncia canina, quien le puso unos brackets para perros.

Problemas dentales

A pesar del revuelo en las redes, la ortodoncia veterinaria es una práctica que poco a poco va siendo habitual. No obstante, como hemos dicho, su finalidad no es –o no debería ser- estética.

Los brackets para perros se colocan para paliar la maloclusión y deformidades dentales, como linguoversión o caninos en lanza.

La maloclusión es un problema de mordida defectuosa, que se produce porque la mandíbula no encaja correctamente. La causa puede ser un golpe o un defecto de nacimiento.

En la linguoversión, los colmillos inferiores del perro crecen hacia dentro. Por el contrario, si la mascota tiene los caninos en lanza, los colmillo superiores crecen hacia afuera.

Si el perro presenta algunos de estos problemas, puede morderse los labios o la lengua, causándose heridas e infecciones. Asimismo, puede perder el apetito, al asociar la alimentación con el dolor bucal.

Otra consecuencia, si tiene dificultades para masticar, es que al ingerir trozos grandes el perro puede sufrir problemas digestivos.

Además, una mala posición de los dientes facilita la acumulación de placa y cúmulos de restos de comida, con el consecuente desarrollo de la enfermedad periodontal.

Las razas de perros con las cabezas anchas y chatas, como el bulldog, son más propensas a sufrir problemas de mordida. Por lo tanto, conviene estar atento por si la desviación es excesiva.

Duración del tratamiento

Como ocurre con las personas, hay que acudir a un experto en ortodoncia –en este caso, veterinario- para que evalúe el problema y prescriba el tratamiento adecuado.

Entre las distintas soluciones, las hay similares a la ortodoncia humana. En otros casos se pueden aplicar resinas sobre los dientes para modificar su angulación.

Un tratamiento con brackets para perros puede durar entre seis meses y un año. Sin embargo, se trata de un promedio. Nuestro amigo Wesley, por ejemplo, sólo tendrá que llevarlos unas semanas.

En este período, el animal no puede comer alimentos duros ni morder cosas rígidas, como juguetes. Además, hay que lavarle los dientes a diario para evitar infecciones.

Otra cuestión a tener en cuenta es que no todos los perros son aptos para una ortodoncia canina. Aquellos con un carácter fuerte, que padezcan enfermedades crónicas o que tengan la costumbre de roer objetos no son buenos candidatos.

Queda claro que los brackets para perros no son una nueva moda. Sino un remedio para mejorar la salud y calidad de vida de nuestro amigo.